Al mismo tiempo que escribía comedias, Moreto compuso 36 piezas teatrales breves, de carácter cómico, como aperturas, entreactos y finales de la fiesta teatral barroca. De ellas, 3 son loas, 8 bailes y 25 entremeses. Desde 2003 tenemos ya su edición crítica, con un estudio inicial de 200 páginas realizado por María Luisa Lobato. El título del libro es Loas, entremeses y bailes de Agustín Moreto, Kassel, Reichenbeger, 2003, 2 vols.
Traemos a esta web seis de los mejores entremeses de Moreto. Se da aquí el título, el resumen del argumento y el enlace con el texto:
Entremés escrito para Juan Rana y Bernarda Ramírez, que tiene como asunto principal el castigo a los celos por medio de la burla al celoso. Bernarda, doña Juana en la obra, le cuenta a una amiga que, harta ya de los celos de su marido Rana, le ha hecho creer que está pintado y piensa ponerle enfrente a sus galanes. Empiezan a llegar estos y Bernarda ordena que pongan en mitad de la sala a Rana dentro de su marco. Entra don Honorato, un cortesano que trae a Bernarda unos lazos de tocado, y después un valiente que quiere vengarse con su espada del marido celoso. Llega de pronto un correo que dice traer carta de Juan Rana desde la Zarzuela, en la que éste cuenta que queda cazando y envía a su mujer en prueba de su amor un par de perdices. Rana, metido en su marco, tiene hambre y pide de comer, pero Bernarda le amenaza con que se disolverá la pintura. Llega el pintor que se excusa de haberle dejado la boca un poco grande y le retoca. Por indicación de Bernarda todos bailan el villano en rueda y van diciendo los defectos que ven en la pintura, mientras el pintor la va retocando. Con este baile y la reconvención por sus celos se cierra el entremés.
Entremés realizado a partir de un cuento folklórico. En esta versión se trata de escarmentar a una mujer soberbia y desobediente, Aldonza, quien sale golpeando a su marido, el gracioso Gilote, en presencia de un vecino. Al preguntar éste al esposo por qué le pegan, le contesta que cometió el error de casarse con una mujer rica y ahora vive esclavo de ella. Entre lágrimas cuenta al amigo que además la recibió preñada. El vecino se compadece y le ofrece un palo, al que llama ‘reliquia’, que a él le sirvió también para amansar a su mujer. Sale a escena Aldonza con la vecina y a la primera muestra de desobediencia el marido la sacude con el palo. Se lamenta ante la amiga, quien le sugiere meterse agua en la boca para no replicar a su marido. El entremés termina abruptamente sin que sepamos cuál fue su desenlace.
Entremés de mujer que quiere ascender socialmente por medio de una boda ventajosa y es burlada. Comienza la pieza con doña Estafa menospreciando a don Desperdicio, que se queja a don Maula cuando éste entra en escena de que ella le desprecia después de que se ha quedado sin dinero por haber gastado todo en hacerla regalos. Don Maula se extraña, pues parece que la boda entre la mujer y su amigo era inminente, y don Desperdicio le cuenta que la mujer busca ahora un casamiento con algún título nobiliario. Para vengar a la orgullosa, planean la burla de hacer que pida su mano un lacayo francés de don Maula, que había sido aguador antes que lacayo. La acción cambia para presentar a la protagonista maltratando con su soberbia a su criada, hasta que entra una vieja con la noticia de que ha llegado un príncipe mariscal francés. Le hacen entrar, la mujer acepta la boda y la burla surte efecto. Cuando ya no hay remedio, entran el alguacil y el alcabalero persiguiendo al aguador, y la mujer descubre la verdadera identidad de su esposo. Termina el entremés con la entrada de seis gabachos que bailan el lantururú, y todos se burlan de su presunción burlada.
Teatro en el teatro. Presenta un día de comedia nueva, escrita por Escamilla, visto desde el vestuario de los actores, con sus prisas, sus olvidos, sus despistes y sus nervios. Aporta datos de interés acerca de la práctica de la representación, como la hora de comienzo: las dos, la duración: tres horas, la tarea del apuntador, la lentitud del público para sentarse y la costumbre de bailar en escena, en este caso la pavana. Muestra el nerviosismo de Escamilla ante el estreno, las variaciones que los actores introducen en el texto para acomodarlo a la situación y los silbos del público.
Entremés de magia. Comienza el entremés con Manuela riñendo a Escamilla, simple, por haber gastado todos los ahorros en una campanilla mientras su marido se disculpa y trata de hacerle ver los poderes mágicos del objeto: cuando se toca es la hora de todos y quien la oye se queda en la postura que le coge. La mujer quiere probarla y así lo hacen. Sale diversos tipos: don Braulio, un ‘galán de medio relieve’, vistiéndose con la ayuda de un sastre para ir a la procesión; un galán al que su dama le pide dinero y se dispone a darle la bolsa; dos valientes fingidos que van a empezar a luchar con espadas y dos mujeres que comienzan a merendar. El sonido de la campana interrumpe las cuatro acciones y tras cada una de ellas el matrimonio dialoga. Al fin, cuando Escamilla va a aprovecharse de la merienda interrumpida de las dos amigas, su mujer toca la campana como venganza y él se queda con el bocado en la boca. Suena música y todos se desencantan. Termina la obra con canto final.
Pieza protagonizada por mujer pidona y amigas infieles. Tres amigas agradecen a doña Esquina sus regalos y ella le quita importancia mientras señala que tiene un galán que se los da en abundancia. Las mujeres le critican por su apariencia y doña Esquina le disculpa aludiendo a su riqueza. Informa a sus amigas de que va a visitar a otros tres galanes y les pide que si viene el dadivoso le digan que se ha ido en su busca, celosa de que le han dicho que él estaba con otra mujer en Atocha. Las amigas aceptan lo que les propone y aún afirman que la elogiarán cuando el cortejador llegue. Sale la protagonista de escena y las mujeres hablan entre ellas de disculparla y elogiarla cuando llegue su amante, pero en el momento que entra el galán gracioso y su esportillero cargado de regalos, cada una la acusa de haber salido a visitar a un galán distinto: un mozo melenudo y espigado, un indiano y un antiguo galán. El gracioso decide esperarla y llega doña Esquina disculpándose de haber ido a buscar a la dama que supuestamente él corteja. Él la dice lo que sabe y ella cambia de tercio diciéndole que eso dijo a sus amigas para vengarse de él, pero que son mentiras. Llama a las mujeres, las regala y las hace confesar que todo era una broma. El gracioso lo cree y termina la pieza con un canto relativo a los cuernos del galán.